Por Adrián Coronel
El tema del verano en este caso no es una canción o un ritmo pegadizo (por más que la letra sea cualquier cosa). El tema de éste Verano 2023 es el inicio del juicio a los ocho imputados por el triste y brutal asesinato de Fernando Baez Sosa (18) en el 2020 en Villa Gesell, a la salida de un boliche.
¿Y por qué no incluí la palabra «rugbiers»? Porque los asesinos son personas. Como cualquier otra. Que practicaban un deporte, del cuál por lo que es de contacto, tan sueltamente la «prensa» tituló «Ocho rugbiers asesinaron…». Como si la disciplina fuese la culpable. Como si el rugby matara o enseñara a agredir al otro porque si. Son ocho asesinos, ocho individuos, ocho imputados, o cómo los quieran llamar y punto. Nada de rugbiers, que generaliza. Como el propio abogado de la familia Baez Sosa, Fernando Burlando, espetó: «No se puede decir rugbiers, porque es una falta de respeto al rugby». Y es así.
Sí, el deporte de la ovalada es un deporte de contacto. ¿Hay roces en los partidos? Si, y se arma alguna que otra escaramuza. Pero todo queda allí, en el campo de juego. Las asperezas se liman en el tercer tiempo, que tantos amigos para toda la vida dejan. Además es el único deporte dónde el árbitro es respetado y lo que dice es así (por más que haya podido haber cometido algún error involuntario). Y eso se lo enseña desde que entras al club, en donde en casi todos tienen un cartel de que al árbitro se lo respeta.
Obvio que también desde casa se debe trabajar en la educación de los hijos y en el club se los refuerza. Pero no machacar e instalar en la comunidad la idea de que el rugby=agresores.
Yo nunca jugué al rugby, es más, sólo veía partidos de Los Pumas de vez en cuándo en mis años de secundaria. Encontré al rugby de casualidad. Fue cuando estaba estudiando periodismo deportivo y me fui a ver un partido de Los Naranjas por el Argentino. En eso momento me vio mi profesor de la materia Rugby, Tomás Gray (mi mentor) y me invitó a escribir para su página Tercer Tiempo Noa. Fui adentrándome de a poco, yendo a ver más partidos y encontré personas que ahora son mis amigos (periodistas, jugadores, entrenadores, etc). Por lo que me enamoré de éste deporte, que sinceramente igual no lo hubiese practicado (no me da el físico y tampocolas ganas de que me golpeen, ja), pero si narrarlo, como lo hago desde hace 12 años.
Otro tabú es que se dice que es un deporte elitista. Quizás en sus inicios y se los conoce como tal. Pero en la actualidad surgieron muchos clubes (hablando de nuestra provincia) llamados de Desarrollo o Emergentes que aglutinan niños, jóvenes y adultos de clase media y hasta baja, que tuvieron su contacto con la guinda y les gustó. Que además hacen un gran esfuerzo para pagar la cuota societaria, por lo que claramente dejó de ser para la aristocracia. Hasta en el establecimiento penitenciario de Villa Urquiza hay un equipo (UPAL: Un Pase a la Libertad) y que hizo un cambio para bien muy importantes en los internos. O sea, para terminar de volver al tema, hay que cortar de una estigmatizar el rugby en este caso y en todos los que se suscitaron por personas que practican este deporte. Como dije, son ocho jóvenes (o cómo lo quieran llamar), que mataron a Fernando que fue a pasarla bien con sus amigos y que se lo devolvieron en un cajón a sus padres, que no encontrarán consuelo ni paz hasta que los que mataron a su hijo terminen tras la reja. Si bien igual no podrá calmar el profundo dolor de perder a su único hijo, podrán saber que su Fernando al fin descansa en paz. Ojalá, así sea.
Foto: Telam